En el mundo de los negocios siempre existió el desafío de gestionar riesgos. No hay negocio sin riesgos operativos, además de muchos otros, asociados a él. Pero a medida que este depende más  de la tecnología y de la información la atención se concentra al ciberriesgo.

En la industria de petróleo y el gas, las infraestructuras críticas dependen de los sistemas de control industrial (ICS) para operar de forma segura y confiable. Es un gran desafío lograr que los procesos operativos sean seguros. Trabajar en armonía y coordinadamente las áreas de ingeniería y la tecnología de información (TI) es el mayor reto de esta industria.

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Las tuberías, refinerías y tanques de combustibles dependen de los sistemas de control para mantener las operaciones seguras y manejables. Esta combinación de ingeniería y Tecnología de Información hace a la industria “downstream” vulnerable a las ciberamenazas.

La industria del petróleo y el gas son un target ideal para los hackers. Los ciberriesgos crecen a medida que se comparten más bases de datos e información entre refinerías, sucursales y plataformas de producción. En un mundo cada vez más conectado.

La industria del petróleo y del gas es una de las empresas a nivel mundial, que está alcanzando ya el siguiente nivel de la evolución digital. Ha integrado la robótica, digitalización y la “Internet of Things (IoT)” en las operaciones diarias.

Sin duda alguna, ello ha generado nuevas oportunidades para mejorar la productividad y reducir los costos. Sin embargo, los avances tecnológicos también han dado paso a una gran variedad de riesgos cibernéticos.

El uso de tecnologías y de información, las estrategias digitales y el Internet en los procesos operativos han dado pie a ello. La automatización de los procesos, uso de plataformas en la nube, la IA y robotización llevan a una nueva era industrial. Permiten realizar los procesos de una forma más rápida y segura y controlar procesos y actividades del negocio. Sin embargo el ciberriesgo está más presente que nunca.

El riesgo a ataques cibernéticos, se origina también de todos los datos que se guardan y manipulan. Datos que en su mayoría es data oscura, que no se usa ni se entiende. Se calcula que hoy la data oscura es casi el 70 % de los datos almacenados. Tales como emails, documentos, contratos, data estructurada y no estructurada. Datos con mensajes ocultos, muy provocativa para el cibercrimen.

Protegiendo los activos de las ciberamenazas

En forma tradicional, la industria del petróleo ha sido una de las más ha estado expuesta al riesgo. Por una parte, por el peligro de daño sobre las estructuras físicas y sus consecuencias en la actividad comercial. Y por otro, el elevado coste que implican estos siniestros. El coste de las reparaciones y recuperación de estructuras, es muy superior al de otras industrias no energéticas.

El uso de nuevas tecnologías y técnicas de prospección, junto a exploración en aguas muy profundas, y ausencia de información histórica, hacen muy difícil la tarea de fijar primas adecuadas para cada siniestro. El fuego es la principal causa de siniestralidad. Seguida de  la rotura de maquinaria, explosiones, desastres naturales o las interrupciones de producción.

En relación a los ciberriesgos, no existe legislación homogénea para la divulgación de ataques e incidentes, ni reportar pérdidas asociadas. Los incidentes comprometen la integridad, confidencialidad o disponibilidad de la información. En el reciente estudio de Verizon: Data Breaches Investigation Report 2018, se calcula que en 2017 hubo 53 000 incidentes y unos 2216 ataques en 65 países

Estos fueron  motivados principalmente por un interés financiero (76 %). Los ataques varían por industria, pero entre los más afectados estuvieron gobierno, sector salud, servicios financieros y manufactura.

En la industria petrolera, los elevados costes y gasto por todos los potenciales riesgos no pueden ser asumidos por una única compañía. Por ello las petroleras y grandes compañías traspasan a las aseguradoras y al mercado de los reaseguros aquellos riesgos que no pueden asumir.

Las principales coberturas son por los trabajos de exploración, explotación y producción, pero también son importantes las de las refinerías, tanques, oleoductos y gasoductos.

Desde el punto de vista patrimonial, los riesgos de las petroleras están mayormente centrados en sus equipos o instalaciones para obtener el crudo. Por esta razón, la póliza más frecuente es por daños y pérdida de beneficios. Ya sean físicos o por la repercusión económica por los daños a reparar.

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