Un alto número de profesionales trabajadores de seguridad y tienen que tomar decisiones padecen de estrés. A pesar de que reconocen  que se sienten motivados cuando se presentan situaciones de presión.

En una investigación realizada por la firma de seguridad Symantec en colaboración con Chris Bauer. Quien es director de Innovación en Goldsmiths en la Universidad de Londres. Para el estudio se recopiló las impresiones de más de mil trabajadores en Europa.

De los  trabajadores encuestados, el 82 % dice que se sienten “quemados” o cansados. La mayoría, está valorando además la posibilidad de cambiar de trabajo o en abandonar la industria.

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Factores que les causan stress

Hay varios factores en el trabajo que les causan estrés. Las encuestas indican que el 86% de los trabajadores señalan que la presión aumentó, a raíz de la regulación impuesta por los gobiernos. Ellos afirman que la introducción cada vez mayor de regulaciones, como el reciente RGPD entre otras normas, incrementa la presión.

También causa mucha presión en los trabajadores, la importancia y complejidad de la información que deben resguardar. Esta amenaza es importante para el 82% de los trabajadores.

Asimismo, el crecimiento de las amenazas también es un factor estresante y también es considerado por el 82 % de los trabajadores. Mientras que el uso de plantillas poco cualificadas afecta al 80 %.

Por otro lado, al 79 % de los encuestados, le afecta la obligación de gestionar muchos productos de diferentes proveedores de seguridad. Y el  68 % de ellos termina paralizado ante la gran cantidad de alertas de amenazas que recibe.

La situación de estos trabajadores es alarmante. Es un trabajo agotador. En este sentido indican que esas alertas empeoran cada vez más la situación de presión en el trabajo. Así un 67 % expresa que los equipos de seguridad dejan trabajo sin hacer al término de su jornada laboral. Es un factor que les causa mucho estrés.

Consecuencias del estrés

Según el estudio, al 40 % de quienes toman decisiones de seguridad les preocupa ser los responsables de una fuga de datos. Un 55 % de los trabajadores temen ser despedidos, si hay fuga de información, bajo su supervisión.

En el mismo sentido, más de dos quintas partes (41 %) piensan que las brechas son inevitables. También un 32 %, considera que su compañía es vulnerable a incidentes que se podrían evitar. De hecho,  un 26 % ha sido víctima de esos incidentes que consideran evitables.

Incluso ante este panorama, son muchos los que se ven “preparados para el fracaso” (65 %).  Sin embargo, un alto porcentaje (92 %) se consideran adictos a la adrenalina y permanecen en su trabajo aunque sea estresante. Así,  9 de cada 10 se motivan con situaciones de mucha presión y el 92 % considera su entorno laboral emocionante.

Opinan los expertos

Ramsés Gallego, director de Security Strategies en Symantec afirma,  “Las empresas y la industria de la ciberseguridad se han visto arrastradas por un juego cada vez más acelerado… y en el que no dan abasto”. Gallego considera  que “es el momento para que las organizaciones den un paso atrás y se planteen la ciberdefensa de una forma mucho más eficaz”

Por su parte, explica Chris Bauer, “El estrés impacta enormemente en nuestra capacidad para tomar buenas decisiones. Deteriora tu memoria, altera el pensamiento racional e influye negativamente en todas tus funciones cognitivas. En una industria como la ciberseguridad, que requiere foco, pensamiento creativo, atención a los detalles y decisiones racionales en escenarios de alta presión, el estrés puede ser paralizante”,

En el mismo sentido afirma,  “Los trabajadores con mucho estrés tienen más probabilidades de perder compromiso y vinculación con la empresa y, finalmente, dejar su trabajo. En una industria que sufre ya la falta de personal cualificado, este tipo de presión puede presentar un riesgo significativo”.

Ramsés Gallego explica  “Esta necesidad de presión es muy necesaria, puesto que los retos a los que se enfrentan los profesionales de ciberseguridad no harán más que crecer”. Así, “para muchos CISOs, el trabajo nunca acaba”.

“El actual enfoque de ir poniendo parches a las herramientas y estrategias de seguridad está creando más problemas de los que resuelve. Hay tanto ruido cada día que es casi imposible averiguar lo que podría ser un falso positivo y lo que podría ser un signo de un sigiloso ataque dirigido. Mientras tanto, los solapamientos y huecos entre los sistemas defensivos ofrecen a los hackers nuevas oportunidades de explotación”.

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